En Sus manos dejamos estas lecciones, y de aquí en ade lante le entregamos también nuestras vidas. Pues no queremos volver a creer en el pecado, que fue lo que hizo que el mundo pareciese un lugar feo e inseguro, hostil y destructor, peligroso desde cualquier punto de pinta, y traicionero más allá de cualquier esperanza de poder tener con